La calidad de vida del ser humano está fundamentada en la forma de desarrollo racional del mismo, pues esto le permite ampliar la cosmovisión respecto al entorno en el que vive, al tiempo que despierta la conciencia que le sugiere proceder de manera justa y prudente.
No hay que tratar de ocultar que hay muchos colombianos que no tienen calidad de vida, a veces no precisamente porque el gobierno no les da oportunidades, o porque ese es su destino; una razón de gran importancia consiste en que estas personas no la tienen porque no quieren.
Es preciso hacer referencia al hecho de que esta dentro de la “cultura”, ser indiferente al medio ambiente en el que se vive, pues es la conclusión a la que se llega cuando se observa un lugar llego de desechos que producen contaminación ambiental y visual.
Surge el interrogante de ¿por qué no existe algún tipo de estudio social que permita contrarrestar esa inconsciente forma de ver el mundo? , ó ¿Por qué está estrechamente relacionado la cultura del desecho con sectores populares?
La tendencia de los estudios culturales responde a los fenómenos que se dan en este tipo de característica social, sin embargo, va mas a allá de defender un criterio cultural; por el mismo hecho de que las personas que viven en medio de los desechos, no poseen la información necesaria que les permita comprender el daño que le hacen al planeta, o simplemente lo perjudicial que es para la salud y el bienestar en general.
Un ejemplo lamentable es el estado tan deplorable del mercado de Cartagena, de donde se acumulan fétidos olores que provienen del exceso de basura orgánica e inorgánica que convive con todas las personas que ahí trabajan. Ojala sea posible utilizar un método de educación ambiental que sea efectivo para desechar esa aterradora cultura de indiferencia.
Ana María Angulo
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